martes, 21 de enero de 2014

Para enriquecer la belleza del delta...


          "Leyenda del hombre sin cabeza"


 Cuenta la leyenda que un jinete hacía su recorrido por las noches en un caballo muy hermoso, la gente muy extrañada se preguntaba: “que hombre tan raro por qué hace eso”, porque por esa zona nadie sale de noche. Entre el crujir de las casuarinas y el silencio característico de las Islas del Ibicuy, se escuchaba el galope de aquel caballo. Por curiosidad, muchas personas se asomaron a las ventanas de sus casas y vieron un jinete, al que le faltaba su cabeza. Todos horrorizados jamás olvidan aquella imagen, tampoco quieren hablar de lo que vieron. Solamente un hombre como Mongo Marín, gaucho entrerriano, facón en la cintura, cinturón de monedas, lo recibió en su salón familiar, un lugar de grandes dimensiones, cuyas ventanas con mosquitero abarcaban la totalidad de una pared de aquel ambiente. Fue en ese preciso lugar, donde Mongo y el Hombre sin cabeza, tuvieron una larga charla sobre la vida y desde entonces, deja en su vieja fiambrera de la costa, comida y bebida para su amigo tan dantesco y para las ánimas del monte que lo necesiten...

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