Muchas culturas antiguas tenían la seguridad de que plantas y árboles poseían algún tipo de energía vitalizadora, siendo esta beneficiosa a la vez que curativa para el ser humano.
Actualmente estamos regresando a este conocimiento, por tanto tiempo marginado, y comprendiendo que culturas como la celta, quienes pensaban así de los árboles tenían razón en muchas de sus creencias.
La ciencia nos ha mostrado como las plantas y los árboles reaccionan a nuestros estados de ánimo, y aun mas, poseen el suyo propio, así como memoria y capacidad de reconocimiento.
Ahora estamos conociendo la capacidad que poseen para beneficiarnos a través del flujo de su energía y que podemos aprovechar con tan solo estar cerca de ellos, así como por medio del contacto físico.
Sentarnos bajo un árbol o tocarlo por un rato nos ayudará a obtener parte de esa energía vitalizadora y curativa
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